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¿Te pasó que tu música apareció en una playlist random de la nada en Spotify? Un pico repentino de oyentes que al otro día se esfuma. A primera vista parece crecimiento, pero en realidad son números vacíos que incluso pueden perjudicarte. Estas listas suelen usarse como vidriera para venderte un lugar dentro de ellas. Vamos a explicar qué son, cómo operan y qué hacer si te topás con esa situación.
Definición de PLAYLIST FALOPA: listas públicas sin curaduría real ni identidad estética. Generan reproducciones artificiales con bots o streaming farms y funcionan como anzuelo para ofrecerte un “servicio” pago. En la práctica, son un mecanismo de manipulación de números, lo que la industria define como streaming fraud.
Caso real.
Este problema no es marginal. En Francia, por ejemplo, un estudio del CNM detectó entre 1 y 3% de streams fraudulentos en 2021 (y ésto recién estaba empezando). Otras compañías privadas, como Beatdapp, estiman que el fraude representa al menos el 10% del consumo global. Incluso hubo casos judiciales en Europa, como el juicio en Dinamarca contra una red que generó cientos de miles de dólares en regalías falsas. Reportajes internacionales revelaron además esquemas mucho mayores, donde bots e inteligencia artificial producen música y reproducciones masivas.
¿Cómo funcionan estas listas? Generalmente aparecen con títulos genéricos, reúnen canciones de artistas emergentes y luego las reproducen con bots. El músico ve un pico repentino de oyentes (por ejemplo, +1500 en un solo día). En la descricpión de las playlists hay contacto, por supuesto, para contratar ese servicio.
Hay varias señales de alerta: los picos abruptos que se esfuman enseguida, la relación extraña entre oyentes y streams (a veces idénticos números exactos), los orígenes geográficos incoherentes, la ausencia de seguidores nuevos o de saves, y los nombres genéricos de listas sin interacción social. Todo eso indica actividad sospechosa.
Los riesgos son claros. No generan fans reales, distorsionan los ingresos porque desplazan regalías legítimas, y pueden traer sanciones de Spotify, que elimina los streams falsos y en algunos casos penaliza a los artistas involucrados. También implica pérdida de tiempo y de reputación si tu distribuidor tiene que intervenir.
¿Qué hacer si te pasa? Lo primero es no pagar nunca a quien te prometa “streams garantizados”. Conviene guardar capturas de métricas y nombres de playlists, contactar al distribuidor para revisar la anomalía y reportar la actividad a Spotify. Aprender a leer tus métricas es fundamental: saves, regiones de oyentes y tasas de retención dicen mucho más que un gráfico repentinamente en alza.
La única manera de crecer de forma sostenible sigue siendo la de siempre: Surgente, invertir en promoción transparente (publicidad segmentada, prensa especializada, curadores confiables), construir comunidad a través de shows, redes y mailing, y revisar con atención Spotify for Artists para entender mejor tus datos.
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