La verdad es que fue casualidad. Spotify fue la primera plataforma en la que empezamos a probar cosas porque es también la plataforma que muchxs de nosotrxs usamos para escuchar música. Así fue que, una vez que nuestra música empezó a estar en la plataforma, nos pusimos a experimentar, a meter la pata con robots, a descubrir sus reglas a base de errores y aciertos. No hubo un plan: simplemente nos encontramos ahí, compartiendo la experiencia colectiva de muchxs que subieron su música y trataron de llegar a audiencias de todas las formas posibles. Esa mezcla de prueba y error terminó convirtiéndose en conocimiento compartido.

Pero hay otra razón más de fondo. Nos guste o no, Spotify es una herramienta brutal de difusión musical. Sí, paga poco, y siempre hay críticas legítimas sobre su modelo de negocio. Muchas críticas. (Qué bueno sería construir nuestra propia plataforma musical ¿no?). Sin embargo, ¿qué otra plataforma enfocada exclusivamente en música te abre la posibilidad de alcanzar audiencias tan grandes y diversas? Pese a quien le pese SPOTIFY ES POPULAR. Popular en términos de alcance. Y que nuestra música tenga una posibilidad en ese océano, no es menor. Para muchxs de nosotrxs, era impensado llegar a miles de oyentes mensuales, y de repente, gracias al conocimiento adquirido y la organización, sucede de manera orgánica.

Mientras construimos nuestras propias plataformas, usaremos las que tengamos a mano.


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